domingo, 27 de enero de 2008

La Pequeña Gigante

Recuerdo ese sábado de hace un año atrás, me levanté para cargarme de pilas y mi cámara y partir al centro de la ciudad a tomar fotos tal como lo había hecho el día anterior a la muñeca de madera que recorría Santiago, todo un espectáculo para ver ya que era un espectáculo único en el mundo y que hacía soñar y volar.

Llegué a Plaza de Armas como a las 11 pero la muñeca ya se había ido al Parque Forestal, ahí dormía sentada en una silla. Era extraño ver a mucha gente parada y cautivada alrededor de la muñeca que no hacía nada en ese momento salvo roncar, pasarían horas para que ella se levantara y empezara el show, así que me fuí. Vuelvo a mi casa a ducharme ya que ese mismo día conocería a la gente de la Pauta Ouh Yeah (r) en un asado que se había planificado hace unos días atrás.

Y fuí a Plaza Italia, vestido con algo que me identificara de que era yo (mi polera negra con la S roja que tanto te gusta), el mismo que posteaba en la Pauta, igual tenía el número del celular de Said así que cuando llegué lo llamé para saber en donde se encontraba. Poco a poco empezaron a llegar los demás hasta que Said dice “voy a buscar a Catwoman y Ally que andan acá cerca” y partió a buscarlas mientras lo demás nos sentamos en las escaleras a conversar.

- Hola, soy Ally
- Hola, Kal-El… un gusto conocerte
– dije nerviosamente ante tu
sonrisa que desde ese momento no pude dejar de mirar. Saludaste a todos y empezamos a irnos a la casa del asado, de repente suena mi celular y eras tú la que llamaba ya que no sabían cual era el teléfono de un comensal que faltaba. Desde ese momento te ganaste un sitio en mi celular.

Llegamos a la casa, en un viaje que aún seguimos recordando. Nos reímos todos, conversamos de muchas cosas y te impresionó la forma de enfriar cerveza que demostré ahí. Todo un superhéroe. Pasaron las horas y seguíamos de carrete, grabando y tomando fotos de cuanta tontera ocurría, mientras del otro lado te observaba. Observaba de la forma en que te tomabas el pelo, de tus expresiones cuando te reías y hablabas. Hubo un momento en que te interrogo con mi cámara en mano y finalizas tus comentarios enviando un beso, ahí te ganaste un lugar en mi cámara.

Y pasó el tiempo, luego edité y envié a todos los asistentes el video del asado, me felicitaste como los demás pero solo tus palabras me apretaban el estómago. Conversamos normalmente hasta que un 14 de Febrero hice un posteo que según me decías te hizo llamar tu atención, “me dieron ganas de darte un besito” fueron tus palabras. No sé que sucedía en ese momento, simplemente me sentía extraño ante tu presencia, siempre nervioso cada vez que te leía y veía. De a poco te fuiste ganando un espacio en mi corazón.

Una tarde no apareciste por la Pauta y te envié un mensaje para saber que te ocurría, me comentaste que estabas con algo de pena así que te recomendé volver a ver el video del asado para qué rieras nuevamente (mi primer proyecto, nunca imaginé los otros videos que vendrían), al cabo de 11 minutos me respondiste de vuelta lo mucho que te había servido. Es increíble como tus palabras se transformaron en algo que me hacía volar, de cómo tú presencia me alegraba (y ponía nervioso a la vez) en un momento de mi vida que nada me importaba, que todo era una joda.

Pasaron los meses hasta hoy y veo como hace un año atrás, cuando llegué a Plaza Italia sin mayores expectativas que pasar un buen rato con un grupo de gente que no conocía, simplemente me sonreíste. Y desde ese entonces te tomé de la mano y empecé a soñar y volar junto a ti.